REFLEXION EN NAVIDAD 2020
¿Es posible hablar del Dios de la vida en medio de esta pandemia que se sigue expandiendo en nuestro mundo, en nuestro país, en nuestras comunas, en nuestras familias?
Como creyentes afirmamos que no solo es posible sino que también tenemos que agradecer a este Dios de la vida, que sale a nuestro encuentro en cada situación que nos acontece, que está a nuestro lado, diariamente, que nos da fuerzas y aliento para superarnos y afrontar este tiempo con esperanza, todo es posible desde la óptica de la fe, estamos vivos, aun nos emocionamos, sentimos, soñamos, Él nos sostiene para asumir estas renuncias que nos obligan a seguir cuidándonos y cuidar a los demás con responsabilidad e ingenio, aprovechemos positivamente esta dualidad: distancia física y cercanía virtual, somos FAMILIA, sigamos conectados.
Estos momentos son intensivos para mirar hacia adentro del hogar, descubramos que aún hay mucho por hacer, el tiempo, las conversaciones, las relaciones tienen otro valor, otra dimensión, hemos aprendido muchas cosas sin proponernos, la responsabilidad social es imprescindible para seguir viviendo juntos, las riquezas materiales están en segunda fila, hemos sobrevivido con menos cosas, menos consumismo, hoy somos conscientes, aprendimos a vivir con menos, más simples, con lo justo y necesario, y quien nos devuelve esta mirada es la gran invitada, la naturaleza se había cansado, agotado de tanto abuso, hoy la miramos con respeto y reconciliación, nuestra casa común nos invita a hablar de reforestación, restauración ecológica, reutilización donde se notará el esfuerzo de todos en bien del planeta, en bien de la vida.
El Tiempo de Navidad, se acerca, está a la puerta, tiempo de festejos, de luces, de brillo, de reunión, oportunidad para meditar cuál debe ser el espíritu que acompañe esta celebración, y cómo reconocer lo esencial para sentirnos mejor y qué podrá motivarnos en medio de tanta adversidad.
El Dios de la vida y de la historia hizo una promesa que el pueblo de Israel esperaba contra toda desesperanza, la llegada del Mesías, y Dios que siempre cumple su palabra también cumplió su promesa, y la palabra se encarnó y habitó entre nosotros, y nosotros hemos visto su gloria, la luz brilló en las tinieblas. (Jn 1,14)
Hoy como ayer esperamos con fe a ese Dios que viene a salvarnos en Navidad, Dios está en todas las realidades, abramos los ojos para ver como él nos visita en personas y contextos que no nos esperábamos ni imaginábamos, hay gestos, actitudes, oportunidades que nos invitan a superarnos, este Dios Niño está presente en ese personal de salud que sigue en pie tratando de salvar vidas, es posible celebrar la Navidad porque aún existen tantos otros anónimos, que son Buena Noticia para los demás.
Que esta celebración en la que nace Dios sea acogido en nuestro corazón con generosidad, seamos consecuentes con los mensajes que se despiertan en el pesebre, abramos nuestros corazones a los golpeados por la crisis y la pandemia, vivamos esta fiesta, más solidaria , mas agradecidos con el Dios de la vida que nos concede vivir, tenemos la oportunidad de volver a lo esencial de Belén en la celebración del nacimiento de Jesús, en familia, con sencillez, ante un pesebre sin tantas luces, sin tanto brillo, el Niño Dios se nos manifiesta, quiere compartir con la humanidad lo que implica y significa ser un ser humano.
Que el Dios de la vida nos bendiga a todos, a ustedes, a sus familias, a sus amigos con la abundancia de su gracia, AMEN.
Con mucho cariño las Hnas. Dominicas de la Anunciata del Colegio Virgen de Pompeya.
FELIZ NAVIDAD Y BENDECIDO AÑO 2021.
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